Según
el diccionario: “Paciencia es la actitud que lleva al ser humano a soportar
contratiempos y dificultades para conseguir algún bien, material o espiritual.
Las personas con paciencia, saben esperar con calma que las cosas sucedan.”
No podría estar más de acuerdo con esta
definición y me gustaría añadir, como especialista en Gestión Emocional, que la paciencia, junto con la ira, la tristeza
o el miedo, se controlan mediante la Inteligencia Emocional.
Las personas inteligentes emocionalmente (no me
refiero a las que tienen dos carreras y un master) sino a las que usan de forma
inteligente sus emociones, hacen que sus
emociones trabajen para ellas, utilizándolas de manera que les ayudan a
guiar su conducta y los procesos de pensamiento a fin de alcanzar el bienestar personal.
Con esto, ¿qué quiero decir? Pues sencillamente
que las personas que saben gestionar sus
emociones consiguen el auto-control, ellas controlan sus emociones y no al
revés.
EJEMPLO: Imagínate a una madre que está
cuidando a su hijito en el salón de su casa. Ella está planchando, vigilando la
comida en la cocina y al mismo tiempo contestando un whatsapp.
Carlitos lleva toda la mañana quejoso, le duele
la barriguita y no está a gusto ni sentado, ni de pie, ni acostado y al final
como ve que la madre no le hace caso, empieza a llorar. María, deja el teléfono
de mala gana y le grita que se calle, la plancha casi se cae y oye como la olla
está empezando a hervir y debe ir a echar la pasta….María pierde los nervios y
empieza a gritar, gesticular y el niño empieza a llorar más fuerte……
¿Os suena esta imagen? Seguro que sí.
De acuerdo, así se comporta María, pero ¿cómo
se comporta una madre con la suficiente Inteligencia Emocional para controlar
sus emociones y reaccionar de la forma más adecuada, para ella, para el niño y
para el bienestar de los dos?
Una persona con auto-control, sabe que por
norma general, no podemos evitar que las
cosas buenas o malas sucedan a nuestro alrededor, pero si podemos gestionar, la
forma en que nos afectan, por tanto si a mí me llaman por teléfono a las 2
de la mañana por error, tengo dos opciones, enfadarme y ponerme como una
energúmena porque debo levantarme al día siguiente a las 5h y ya no pegar ojo
en toda la noche. O tomármelo con calma, levantarme, tomarme una tila o un vaso
de leche para relajarme y volver a la cama para continuar durmiendo.
Ahora que ya sabéis el secreto, podemos volver
con María y valorar cuál sería la mejor reacción. Piénsalo tú, y después sigue leyendo.
María y Carlitos:
En
el caso que nos ocupa (María y su hijito) creo que la mejor forma para
entenderlo es comparándolo con el trabajo de oficina (las que habéis trabajado
en una, me entenderéis). En un despacho profesional hay mil tareas que
resolver: pasar informes, coger el teléfono, escribir emails, contestar, hacer
fotocopias, realizar informes, estadísticas, etc. etc. Y si eres una buena
administrativa sabrás que lo primero que hay que hacer, es priorizar: lo urgente, lo importante, lo prioritario…. Pues en casa
es lo mismo, si debéis hacer cuatro tareas, debéis priorizar y hacerlas por
orden y si hay que solaparlas valorar la más importante, para que en caso de
necesidad saber cuál dejar y ocuparnos de la otra.
Es evidente que María no tiene mucho
autocontrol sobre sus emociones, porque si lo tuviera, no habría reaccionado de
la forma que lo ha hecho, si supiera
gestionar sus emociones:
·
Habría
tenido más empatía hacia Carlitos, y se habría dado cuenta de que era normal
que el pobre llorara y si hubiera reflexionado un poco, se habría dado cuenta
que de todas las tareas que estaba realizando, la más importante era la de
cuidar al niño.
·
Es
normal que si estás haciendo muchas cosas al mismo tiempo, alguna de ellas
salga mal. No puedes estar mirando la TV y estudiando y contestando al
teléfono, porque al final seguro que suspendes.
·
Sabrías
qué emociones experimentas y por qué. Si llevas todo el día alterada por alguna
cosa y no has sabido bajar el nivel de estrés, no realices cinco cosas al mismo
tiempo y cuides a tu hijo, porque hasta el niño se dará cuenta de que la cosa
acabará mal.
·
Sabrías
reconocer tus puntos fuertes y débiles, para trabajar unos y potenciar los
otros. Si se te da bien leer, aprovecha que tienes que estar con tu hijo y léele
algo, seguro que si es muy pequeño, le dará igual que sea un libro de aventuras
que de poesía.
·
Pensarías
con claridad y no perderías el control cuando estuvieras bajo presión.
·
Socialmente
estarías equilibrada y comprenderías los sentimientos y preocupaciones de los
demás así como su perspectiva.
RESUMIENDO: Para
tener auto-control sobre tus emociones, primero tienes que identificar y
comprender las emociones que tienes a lo largo del día. Una vez sepas que
emociones te embargan habitualmente, identifica y comprende las emociones de
las otras personas, es decir sé empática
con los demás y más positiva, lo que te llevará a tener mejores relaciones y poseer buenas
habilidades sociales.
Te
propongo un ejercicio para saber cómo tienes tu Inteligencia Emocional y qué
deberías trabajar para mejorarla.