lunes, 26 de noviembre de 2012

La mujer a partir de los 40 sigue siendo joven...

Existen etapas en la vida de la mujer que aunque hayas oído hablar de ellas, la mayoría de las veces cuando llegan, nos cogen desprevenidas e incluso con lo de : "no puede ser, ¿tan pronto?", la menarquia, el climaterio o la menopausia.

Sobre la menarquia (primera menstruación) no creo que haya mucho que contar que todas vosotras no sepáis, a parte de la confirmación de que es durante este periodo que se produce el cambio de niña a mujer. Edad: entre los 11 y 15 años aprox.
En cuanto al climaterio, (entre los 40 y los 50 años aprox.) podríamos definirlo como la etapa de transición entre la vida fértil y la de reposo ovárico (menopausia) donde ocurren gran cantidad de cambios en cuanto a la forma del cuerpo, de funcionamiento y psicológicos. Esta etapa puede durar de cinco a diez años.
La menopausia es la última etapa (a partir de los 50 aprox.) y la definimos como la desaparición definitiva de la menstruación. Es fácil saber cuando estas en esa etapa pues se corresponde con la última menstruación, generalmente un año después de esta.
Las tres etapas son importantes pero en este artículo he decidido hablar del climaterio por ser la más desconocida. Algunas mujeres pasan de la edad fértil al climaterio sin presentar síntomas molestos casi sin enterarse, a pesar de lo cual se producen importantes transformaciones en prácticamente todos los órganos y sistemas. Pero en un número variable de mujeres el climaterio se vive con ansiedad, preocupación, pesimismo y dificultad para llevar a cabo la vida familiar, profesional y social.
Los principales cambios durante este periodo son: pequeñas alteraciones hormonales que afectan al carácter con cambios de humor, tristeza y a los pocos minutos alegría desbordante, depresión, falta de concentración en casa, en el trabajo, fallos de memoria, etc... en el aspecto físico la menstruación empieza a tener retrasos de un mes o dos, o venir dos veces en un mes, leves sofocos, la libido puede tener ciertas alteraciones generalmente disminuye el deseo sexual aunque en ocasiones es al revés, etc...
Todos estos cambios que afectan tanto física como mentalmente a la mujer, deben tomarse como tal, es decir como una etapa más, ni mejor ni peor y asumir que el cuerpo con los años cambia, pero todo ello con optimismo, no dejarse vencer por lo de: "nos hacemos mayores" ¿mayores para que?personalmente no creo en ello, una cosa es la edad cronológica y otra la mental, y si tú mentalmente crees que eres aún joven y así es como te ves y te comportas, los demás verán lo mismo.
Cuando tienes 30 años y te arreglas con esmero, aunque no eres guapa, hoy lo estás especialmente, cuando sales a la calle, la gente te mira y te dice lo guapa que estás o lo bien que te sienta esa ropa. Por el contrario cuando no te ves bien cuando sales la gente te dice: que mala cara tienes, te encuentras bien, estas enferma? La actitud lo es todo en la vida y si una tiene la actitud adecuada es igual que tenga 20 años, 40, 50 ó 60 años seguro que no los representa y no porque no se vean las huellas de la edad (arrugas y alguna celulitis) sino porque eso no importa, tu eres como eres y nadie podrá decirte que eres mayor si tú no lo crees!!!

lunes, 12 de noviembre de 2012

Discusiones de pareja


Según el psicólogo Daniel Goleman las mujeres afrontan con mayor facilidad que los hombres las discusiones de pareja, ellos tienden a encerrarse en si mismos mientras que ellas tienden a criticarlos. De forma general, los hombres y las mujeres necesitan remedios emocionales distintos y su recomendación es que los hombres no traten de eludir los conflictos, sino que en cambio intenten comprender que las demandas de atención de su pareja o sus muestras de disgusto pueden estar motivadas por el amor y por el intento de mantener la fluidez y la salud de la relación (generalmente).
Ellos han de comprender que el enojo y el descontento no son sinónimos de un ataque personal sino simples indicadores de la intensidad emocional con que ellas viven la relación.
Ellas deberían hacer el esfuerzo para no atacarlos personalmente, una cosa es una queja y otra muy diferente es una crítica o una expresión de menosprecio personal. Las quejas no son ataques al carácter, sino tan solo la afirmación clara que una acción concreta resulta inaceptable. Las agresiones personales suelen provocar la reacción defensiva y el cerramiento por parte de él, la cual cosa sólo contribuye a aumentar la sensación de frustración y a provocar una escalada de violencia.
Una formula muy efectiva para evitar que las discusiones suban de tono y se nos vayan de las manos es: tomar el pulso a la vena carótida (que se encuentra a unos pocos centímetros debajo del lóbulo de la oreja y la mandíbula). El número de los latidos durante 15 segundos multiplicado por cuatro, nos da la media de las pulsaciones cardíacas por minuto. El aumento de unos 10 latidos por segundo por encima de la media constituye un claro indicador que se está en peligro de experimentar un desbordamiento emocional. En este caso es aconsejable hacer una pausa de unos cinco minutos antes de continuar hablando para evitar que esta excitación se convierta en algo peor.
Si los dos están de acuerdo en evitar esas subidas de tono, se pacta una señal para indicar tiempo muerto y retomar la discusión cinco minutos más tarde, contribuyendo a que el otro recupere su control emocional. 
La empatía consiste en descubrir los sentimientos reales que hay dentro del mensaje verbal del otro y es la manera más eficaz de escuchar sin adoptar una actitud defensiva. Según Goleman, cuando un miembro de la pareja expresa una demanda, el otro debe repetirla con sus propias palabras tratando de expresar sus pensamientos y los sentimientos implicados en la demanda, con ello se consigue que el primero se sienta comprendido y que comporta una armonía emocional que puede evitar fácilmente el enfrontamiento abierto entre los dos.
El aprendizaje y la práctica de todas estas respuestas emocionales son básicas para que salgan de forma automática en momentos de crisis, por tanto las deberemos hacer nuestras para que formen parte de nuestro repertorio emocional y con ello evitar la desintegración de la relación, ya sea de pareja, de amistad o familiar.

Extraido del libro: Inteligencia Emocional (D. Goleman)  Kairós