viernes, 2 de diciembre de 2016

Mi hijo es un Ni-Ni

Seguro que has oído la expresión Ni-Ni muchas veces y aunque no te gusta reconocerlo, tu hijo/a podría entrar dentro de esa categoría. Ni estudia, ni trabaja y posiblemente no tenga ni ganas de hacer ninguna de las dos cosas. A él, no parece preocuparle mucho, pero en cambio a ti no te deja dormir, el pensar: qué será de su vida dentro de unos años, no tendrá ni oficio ni beneficio, cómo se mantendrá y si no tuviera a sus padres?

Has intentado hablar con él o ella, muchas veces, pero al final siempre acabáis discutiendo y de mal humor. Ya no sabes qué hacer ni qué decir para que comprenda que no puede seguir así, que esa no es la forma correcta de afrontar la vida (o eso es lo que a ti te han enseñado desde pequeña) entonces, ¿qué hacer?

Debo reconocer que no soy especialista en niños/adolescentes, pero como madre de dos hijas (32 y 29 años) y como coach (entrenadora de habilidades y capacidades en las personas)  si estoy especializada en relaciones de todo tipo y en cómo gestionarlas, por tanto me gustaría darte una serie de pautas que pueden ayudarte en la forma de comunicarte con tus hijos sean o no, Ni-Nis.

1.      Aprende a escuchar antes de hablar. Busca un momento en que ambos estéis tranquilos y relajados e interésate por su vida: Cuáles son tus objetivos para el futuro, cómo te ves dentro de cinco años, qué te gustaría conseguir en tu vida personal y en la profesional, etc. Y una vez realizada la pregunta, escucha, escucha y escucha. Asiente, haz preguntas que demuestren tu interés por lo que te está contando, pero no des tu opinión, ni critiques, simplemente escucha.

2.      Una vez hayas escuchado y tomado nota de los objetivos y metas de tu hijo, (estés o no estés de acuerdo con ellas) puedes preguntarle qué cree que necesitará para conseguir sus sueños (dinero, estudios, ayuda de alguien, esfuerzo, etc.) puedes ir tomando nota mental de todo lo que te diga para utilizarlo en la fase-3. De momento tu solo asiente y sigue sin criticar ni dar tu opinión. Puedes hacer preguntas que denoten tu interés por lo que está contando, pero nada más.

3.      En esta fase y según sus respuestas es cuando debes hacer preguntas más concretas. Y antes de seguir, si, ya sé que a todos nos gustaría que nuestros hijos fueran abogados, médicos o arquitectos, pero está claro que todos no lo serán, primero porque no todos sirven para eso y porque no a todos les hace feliz estudiar. Hay personas que les tira el arte, otras los trabajos manuales, a otras diseñar o inventar. Y al final si somos sinceros, si lo único que nos preocupa es que pueda ganarse la vida con su trabajo, personalmente conozco mucha gente que sin tener una carrera, ganan muchísimo dinero con su trabajo y además son felices con él.

4.      Una vez hayas descubierto cuáles son los sueños y metas de tu hijo, y qué cree él que necesita es cuando debes hablar tú. Pero no para darle consejos ni decirle lo que tu harías, sino para ofrecerle tu apoyo y decirle que si necesita otra visión y más recursos para conseguir su objetivo, tu estarás ahí para ofrecérselas o ayudarle a que las consiga. Por ejemplo: Si necesita realizar un curso para conseguir su título de mecánico, peluquera, estética, etc. y no tiene dinero para realizarlo, es el momento de comentarle, que si tu tuvieras dinero, se lo dejarías para que realizara su sueño, pero como no tienes, podría trabajar en algo, durante unos meses para conseguir lo que necesita o parte de él, y lo que le falte, se lo prestarás tú. O ayudarle a averiguar qué es lo que se necesita para conseguir trabajar de diseñador de moda, o de fisioterapeuta, estudios, dinero, etc.

5.      En el momento que tu hijo/a se dé cuenta de que realmente te interesas por él, pero no de la forma que lo has hecho hasta ahora, criticando todo lo que hace o no hace. Criticando todo lo que dice y dando consejos que nadie te ha pedido, sino ayudándole a conseguir su sueño, sin críticas, sin comentarios hirientes, sin consejos, él se irá acercando a ti de nuevo, y no le dará miedo hacerte preguntas, porque no se sentirá criticado ni menospreciado sino que te verá como alguien que realmente se interesa por él y donde puede acudir cuando lo necesite.

En realidad todas las personas queremos lo mismo, que nos quieran, que no nos critiquen, que nos traten con respeto, que nos escuchen, y que nuestra opinión sea valorada como la de cualquier otro. Y en el caso de nuestros hijos más, ya que para ellos somos su referente, y no les gustaría defraudarnos, por tanto cuando les criticamos, aconsejamos y dejamos de respetarlos con nuestros gritos, por hacerlos callar, etc. lo que perciben es que su opinión no nos importa, que todo lo que hacen está mal, que sus sueños son tonterías y no son importantes, que no saben hacer nada, y en definitiva que nos han defraudado, su autoestima se queda por los suelos y los hundimos en la miseria, y para muchos de ellos será casi imposible salir de ella.

Por tanto, por qué esforzarse en trabajar si nunca llegaremos al nivel que quieren mis padres. Por qué estudiar si ya me han dicho que soy tonto y que nunca serviré para nada……al final opta por la opción más sencilla, no hago nada y total me criticarán igual….

Y si, lo has entendido bien, la mayor parte de culpa es de los padres, porque queremos que sean lo que nosotros querríamos que fueran, médicos, abogados, arquitectos, no nos importa lo que quiera el, ni qué capacidades y habilidades tiene, eso da igual, si no hace, estudia o trabaja para lo que yo había pensado, es un inútil.

Si al empezar el artículo pensabas que el problema lo tenía tu hijo, espero que ahora te hayas dado cuenta de que parte del problema es compartido con vosotros (padres), ya que ha hecho que a tu hijo no le apetezca ni estudiar ni trabajar, por tanto ponte manos a la obra para solucionar tu relación ya.

Te deseo mucha suerte, aunque estoy segura que si trabajas estos cinco puntos muy pronto veras cambios positivos en vuestra relación y si necesitas una ayuda extra, ya sabes dónde estoy.

¡Agradezco tus comentarios!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario