jueves, 13 de septiembre de 2012

Cómo conservar a tu pareja


Independientemente de la edad, la riqueza o la pobreza, el sexo o el país de procedencia, cuando se pregunta a las personas ¿qué es lo que las hace más felices? el 80% responde que sus relaciones con las personas que aman.  Esto sólo demuestra lo que cientos de investigaciones ya decían: que los individuos emparejados, expresan un nivel de satisfacción con la vida, superior que quienes viven sólos, ya sean solteros, viudos, separados o divorciados.  
El núcleo que forma la pareja hace que cada individuo supere los obstáculos que se cruzan en su camino mucho mejor que quienes se sienten aislados y que viven sin ese soporte emocional. De ahí que a lo largo de la historia, los seres humanos, en todas las culturas hayan buscado y sigan buscando, amar y ser amados.
A medida que crecemos configuramos nuestro "perfil del amor" que será el modelo mental que determinará las características de la persona que nos va a cautivar cuando seamos adultos, con un flechazo o al irnos conociendo poquito a poco. Al igual que "el perfil del amor" realizamos un perfil del significado de nuestras relaciones íntimas, influido también por las relaciones de nuestros padres y otras relaciones de nuestro entorno social. Esto moldeará nuestro comportamiento en el momento de la aproximación y el alejamiento o la pérdida de la pareja.
Las personas optimistas facilitan la estabilidad en la pareja, mientras que las pesimistas o derrotistas, fomentan los conflictos. Hay personas que se quejan de que los demás no se acercan lo suficiente, pero en la práctica son ellas mismas las que los ahuyentan, con su necesidad de control o con su prematura y elevada seguridad.
Todas la relaciones de pareja requieren de un alto mantenimiento, a base de entusiasmo para escucharse, flexibilidad para aceptar que cada uno es único e individual, empatia para ponerse en el lugar del otro, asertividad para comunicarse y habilidad por parte de los dos para aceptar la intimidad, la iniciativa, la dependencia y la autonomía del otro.
Dos ingredientes básicos de una buena relación son: el saber perdonar y la esperanza. Las parejas que tienen un objetivo-futuro común, se concentran en él y tienen la esperanza de que lo conseguirán, eso será suficiente para superar todos los obstáculos que se interpongan en su camino. 
Si todo esto no existe en tu relación o lo ignoras o te resignas a soportar esta unión vacia, aburrida, fingida y sin amor, lo terminarás pagando con lo que más valoras, "tu felicidad". Y si llegado el caso admites que esto no funciona, ten en cuenta que los efectos traumáticos de una separación lo son menos para los optimistas que para los pesimistas. Ya que para los optimistas perdonar les resulta más fácil, guardar odio hacia el otro te mantiene prisionero de por vida en ese pasado, impidiendo pasar página.
Por tanto recuerda, perdonar no implica negar, justificar u olvidar las agresiones pasadas, pero sí, explicarlas desde otra perspectiva y colocándote en el lugar del otro, aceptando que en esta vida, hay fracasos para los pesimistas y vivencias para ser mejor, según los optimistas.

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